LA DOCENCIA COMPARTIDA COMO ESTRATEGIA INCLUSIVA PARA LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD

La educación inclusiva es un derecho de todo el alumnado y al mismo tiempo uno de los principales retos al que nos enfrentamos los docentes a diario en nuestras aulas.La docencia compartida es una de las opciones más inclusivas y efectivas de atención a la diversidad que podemos llevar a cabo como Maestros Especialistas en Pedagogía Terapéutica en los centros educativos. Partiendo de los principios de inclusión, no discriminación e igualdad de oportunidades y atendiendo al Diseño Universal de Aprendizaje nos basaremos en una experiencia de docencia compartida llevada a cabo en el Instituto Público de Educación Secundaria Tirso de Molina en el distrito de Vallecas.

Atender a la diversidad de las aulas y ofrecer una respuesta adecuada no es tarea fácil. Gerardo Echeíta, en su último libro Educación Inclusiva ¿El sueño de una noche de verano?, utiliza la metáfora del viaje de la Odisea de Homero como el camino hacia la inclusión educativa.

Los Maestros Especialistas en Pedagogía Terapéutica (PT) somos una pieza clave a la hora de emprender este viaje, ya que debemos ofrecer una atención educativa inclusiva e individualizada al alumnado, así como orientar y colaborar conjuntamente con el profesorado en todo lo que respecta a la atención a la diversidad.

Para emprender este viaje, partiremos del concepto de barreras de aprendizaje y participación como el conjunto de aspectos que limitan la presencia, participación y el aprendizaje del alumnado. Para derribar estas barreras o al menos reducirlas, primero debemos identificarlas para implementar los apoyos necesarios que medien positivamente entre el alumnado y el contexto escolar. El objetivo será tener una visión sistémica de la vida escolar en la que la que se tengan en cuenta las culturas, políticas y prácticas educativas.

Una vez identificadas las barreras, pasaremos a reflexionar acerca de cómo la cultura, las políticas y el currículo del centro están actuando como barreras o facilitadores del aprendizaje del alumnado. Para ello, nos podemos ayudar de la Guía para la Educación Inclusiva de los autores Tony Booth y Mel Ainscow que nos servirá de facilitador para la reflexión y mejora de los procesos educativos en los que puede participar toda la comunidad educativa.

A continuación, podremos plantearnos como llevar a cabo nuestra intervención educativa bajo los principios de igualdad de acceso y oportunidades, normalización y personalización de los procesos de enseñanza aprendizaje, tal y como se describen en el artículo 2 del Decreto 23/2023, de 22 de marzo, por el que se regula la atención educativa a las diferencias individuales del alumnado en la Comunidad de Madrid.

La metodología más inclusiva y efectiva para atender al alumnado con Necesidades Educativas Especiales (NEE) bajo estos principios es la docencia compartida.

Gutiérrez-Arias (2020), entiende la docencia compartida como un modo de trabajo en el que dos docentes deben proporcionar una respuesta educativa de calidad e inclusiva a la diversidad de alumnado presente en las aulas desde tres dimensiones: planificación, didáctica y evaluación.

Uno de los modelos más habituales de docencia compartida y el que hemos llevado a cabo en el IES Tirso de Molina en el distrito de Vallecas es en el que uno de los docentes (el especialista de la materia) dirige la clase y el otro (el maestro PT) asiste y apoya en las dudas que puedan surgir en el alumnado, así como dificultades y aspectos específicos que presenten en su proceso de construcción del aprendizaje.

Esta metodología aporta numerosos beneficios tanto para el alumnado como para el profesorado.

En lo que respecta al profesorado:

– Permite realizar una valoración conjunta de las necesidades y estrategias de atención al alumnado.

– Produce un enriquecimiento mutuo a través del intercambio de conocimientos entre docentes.

– Favorece los procesos de evaluación del alumnado y de la práctica docente.

– Contribuye a la creación de experiencias educativas enriquecedoras y significativas para todos los estudiantes.

En cuanto a los beneficios para el alumnado:

– Permite una mayor atención individualizada al alumnado.

– Se atiende al alumnado desde los principios de inclusión y equidad.

– Atiende a toda la diversidad del alumnado y no solo a los que presentan Necesidades Educativas Especiales, evitando así etiquetas.

– Mejora significativamente la autoestima, confianza y el sentido de pertenencia del alumnado con NEE.

– Favorecen las habilidades sociales en el grupo.

La experiencia que hemos llevado a cabo en el IES se ha realizado en una clase de Diversificación Curricular de 4º de la ESO formada por 16 alumnos. Entre ellos, se encuentran tres alumnos con Necesidades Educativas Especiales asociadas al Trastorno del Espectro Autista (TEA) y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). A pesar de ser un grupo reducido, el alumnado es muy diverso y presenta diferentes necesidades a nivel curricular, social y personal. El ámbito en el que se ha realizado la experiencia es el Científico-Tecnológico.

Las dos docentes del aula (profesora del ámbito y maestra PT) plantearon la intervención desde el modelo de docente que dirige la clase y docente que apoya. De las cinco sesiones semanales en las que se ha llevado a cabo la docencia compartida, tres de ellas han estado destinadas al área de Matemáticas y dos al área de Biología-Geología y Física-Química.

Las sesiones de Matemáticas se han programado de forma que se pudiera realizar actividades y ejercicios prácticos en los que los alumnos llevaran a la práctica los aprendizajes de la unidad didáctica y resolver dudas con la ayuda de ambas docentes. De esta forma, los alumnos han podido recibir una atención más individualizada. Del mismo modo, nos ha permitido adaptar las actividades al nivel competencial de cada estudiante y a sus necesidades individuales. De forma transversal, el alumnado, al tener dos profesoras en el aula que planifican, se organizan y colaboran en la práctica docente les ha servido de referente para transferir esta metodología a la realización de sus propios proyectos que llevan a cabo en las dos horas correspondientes al área de Biología-Geología y Física-Química.

En el primer trimestre, el alumnado realizó por grupos una maqueta de una tabla periódica en tres dimensiones en la que cada elemento constaba de cinco partes: nombre del elemento, número atómico, grupo, imagen y símbolo. Los alumnos colaboraron entre ellos repartiéndose por grupos de elementos para crear el producto final entre toda la clase.

En el segundo trimestre, el proyecto se ha realizado en el laboratorio a través del análisis de mezcla de disoluciones y analizando los diferentes resultados obtenidos en la escala de PH. En pequeños grupos, los alumnos han colaborado para llevar a cabo la mezcla de sustancias, su análisis y las conclusiones de los resultados.

A lo largo de todo el curso se está llevando a cabo el proyecto ÓRBITA Cine de la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM). Este programa está orientado a formar al profesorado en la incorporación del cine como herramienta educativa, promoviendo el aprendizaje basado en proyectos cinematográficos. Del mismo modo este programa está orientado a fomentar la creatividad, el análisis y el pensamiento crítico en el alumnado, integrando el cine de manera transversal en las diferentes áreas curriculares.

Todas estas prácticas han tenido en común la función de ambas docentes como mediadoras y facilitadoras del proceso de enseñanza-aprendizaje, así como de las relaciones que se han establecido entre ellos.

Durante esta práctica hemos podido observar numerosos beneficios que se han generado al llevar a cabo la docencia compartida en el aula como el sentimiento de pertenencia y horizontalidad entre los integrantes del grupo, el fomento del trabajo en equipo, el aumento de la autoestima del alumnado, la individualización de la enseñanza, así como la diversificación de estrategias de aprendizaje.

A lo largo del curso, hemos tenido que ajustar nuestra intervención como docentes revisando los contenidos, la metodología y las propuestas de enseñanza-aprendizaje planteadas mostrando especial atención en las necesidades y conflictos que han podido surgir en el alumnado tanto a nivel individual como grupal durante el proceso. Por lo tanto, debemos asumir que la docencia compartida se caracteriza por su naturaleza dinámica, estando en constante estado de revisión y transformación para garantizar su eficacia.

A modo de conclusión, la práctica de la docencia compartida presentada en este artículo es un ejemplo concreto de cómo se pueden implementar estrategias inclusivas en el aula. Si bien somos conscientes de que el proceso hacia una inclusión educativa plena es un desafío en constante evolución, es innegable que iniciativas como esta representan un paso significativo hacia la mejora. A pesar de la necesidad de mayores recursos humanos y materiales, estas experiencias son pequeñas luces que iluminan el camino hacia una educación más equitativa y accesible para todos.

Esmeralda Olmo Ecija

Maestra especialista en

Pedagogía Terapéutica

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