Actualmente, son muchos los centros que cuentan con una o dos aulas TEA en su colegio. No obstante, sigue existiendo una demanda significativa de centros sin aulas específicas de escolarización preferente y esto se debe a motivos variados: miedo, falta de iniciativa, formación insuficiente del personal, oposición del claustro o la falta de liderazgo del equipo directivo entre otros.
Este artículo pretende contribuir a que esos motivos se superen y que os sintáis motivados a la puesta en marcha de un aula TEA en vuestros centros: ¿TEAtreves?
La inclusión educativa es uno de los grandes desafíos en la educación actual. Cada vez más centros educativos se enfrentan a la necesidad de ofrecer una enseñanza que responda a las necesidades de todos los alumnos, sin dejar de lado a aquellos que presentan Trastornos del Espectro Autista (TEA). La creación de un aula TEA en el centro es una de las respuestas más eficaces para garantizar la integración y el desarrollo de estos estudiantes en un entorno adaptado a sus necesidades. Sin embargo, este proceso no está exento de dificultades. En este artículo, exploraremos las claves para poner en marcha un aula TEA, las dificultades que pueden surgir, los beneficios que aporta a la comunidad educativa y algunas propuestas para un correcto inicio del proyecto.
La creación de un aula TEA no es una tarea sencilla y plantea diversos desafíos tanto a nivel organizativo como pedagógico. Algunas de ellos son:
– Adaptación de los documentos del centro: la atención preferente del alumnado requiere que en todos los documentos de centro (PEC, PAT, PLAN INCLUYO, PLAN DE CONVIVENCIA, PLAN DE CENTRO PREFERENTE…) se refleje de manera clara la seña de identidad de centro de atención preferente para alumnado con trastorno del espectro autista y la implicación de todos sus componentes.
– Distribución del espacio: Es necesario encontrar un espacio amplio en el centro que permita diseñar un aula accesible y adecuada a las necesidades sensoriales y atencionales del alumnado y señalizar los espacios para que sean capaces de moverse por el centro con autonomía.
– Adaptación de horarios y rutinas: hay que tener siempre presente que el aula TEA es un aula abierta, porque los niños están en ocasiones dentro del aula de referencia y otro tiempo fuera para recibir un apoyo extenso especializado y eso requiere una flexibilización en los horarios y anticipación en las rutinas.
– Integración de recursos y personal: es necesario contar con recursos didácticos adecuados, como pictogramas, sistemas de comunicación aumentativa, juegos terapéuticos y material visual para facilitar la comprensión y la organización del aprendizaje. También es bastante común, encontrarse con la negativa del claustro ante la puesta en marcha del proyecto. Esto se debe a que los docentes pueden sentirse inseguros por si no son capaces de ofrecer una adecuada atención especializada a los alumnos TEA, o experimentan preocupación porque se produzca el comúnmente expresado “efecto llamada” y que en los grupos ordinarios aumente significativamente el número de alumnos con necesidades educativas especiales.
– Metodología diferenciada: Es fundamental personalizar las actividades y las metodologías, por ejemplo, utilizar claves visuales, contar con estructuras claras y repetitivas en las actividades para mejorar la comprensión, utilizar una metodología basada en la distribución del espacio por rincones de trabajo, tener un ambiente estructurado y predecible, recurrir al aprendizaje sin error y por modelado, realizar un análisis de sus intereses personales, utilizar reforzadores y contribuir a su autorregulación.
– Fomentar la inclusión en el aula regular: Integrar a los alumnos con TEA en actividades con el resto de la clase puede ser complicado, pero no es imposible. Es fundamental organizar actividades colaborativas donde se favorezca la interacción entre los compañeros con y sin TEA. Los estudiantes con autismo pueden presentar dificultades para socializar, lo que puede generar conflictos con sus compañeros. Los docentes deben fomentar la comprensión, el respeto y la empatía entre los estudiantes, promoviendo actividades inclusivas que favorezcan la interacción social.
Pese a las dificultades que pueda conllevar, la puesta en marcha de un aula TEA aporta numerosos beneficios, tanto para los alumnos con autismo como para el resto de la comunidad educativa.
Un aula TEA, ofrece a sus alumnos un entorno adaptado a sus necesidades, garantizando que puedan desarrollar su máximo potencial en un ambiente seguro y estimulante. Además, facilita la inclusión de estos estudiantes dentro del sistema educativo general, adaptando la enseñanza a sus características particulares. Por otro lado, los compañeros de clase tienen la oportunidad de aprender sobre el autismo y de convivir con la diversidad. Este proceso de sensibilización promueve valores como el respeto, la empatía y la tolerancia. Los niños que comparten aula con un compañero con TEA desarrollan habilidades sociales que les serán útiles en su vida adulta.
Para que la puesta en marcha de un aula TEA sea exitosa, es fundamental seguir una serie de pasos que garanticen una implementación efectiva y adecuada. Algunas de las propuestas son:
– Formación del profesorado: La formación continua es crucial para que los maestros y maestras puedan comprender el trastorno, sus manifestaciones y cómo adaptar su metodología a las características de estos estudiantes. Es fundamental que el profesorado reciba formación en técnicas como la enseñanza estructurada, el uso de apoyos visuales y la gestión de conductas desafiantes. La formación también debe abordar las estrategias de comunicación, ya que muchos niños con TEA presentan dificultades en este ámbito.
– Hermanamiento con un centro experimentado: una opción que facilita mucho la puesta en marcha del proyecto es que el equipo directivo se ponga en contacto con un centro próximo al suyo que lleve varios años siendo centro de escolarización preferente y conseguir un “hermanamiento”. De esta manera, podréis concertar visitas del claustro y del personal no docente, acordar charlas, coger ideas de espacios y recursos y resolver las dudas que os vayan surgiendo.
– Programa de patio: En un centro de escolarización preferente es crucial contar con un programa de patios ya que se promueve la interacción positiva entre los compañeros y ayuda a reducir el estrés y la ansiedad durante el tiempo de recreo. La implicación de todo el claustro en el Proyecto es muy importante, así como contar con espacios diferenciados de juego en el recreo (rincón del artista, huerto, arenero, construcciones, columpios, Just Dance, juegos tradicionales, de mesa, de suelo…) contribuye a que todos los alumnos encuentren un espacio en el que se sientan cómodos y seguros.
– Sensibilización de la Comunidad Educativa: La celebración jornadas de concienciación y sensibilización dirigidas a toda la Comunidad Educativa contribuyen a desarrollar un sentimiento de pertenencia a centro preferente y promueve valores como el respeto, la empatía y la tolerancia.
– Fomento de la participación de las familias: Los padres y madres deben ser parte activa del proyecto, aportando información sobre las necesidades y preferencias de sus hijos, y colaborando en el desarrollo de estrategias que favorezcan su integración.
– Comisión TEA: La formación de una comisión con participantes representantes de docentes de todos los ciclos, personal del aula, representante de familias, del personal de comedor y del equipo directivo es esencial. Entre las funciones más importantes de esta comisión se incluyen la detección temprana de necesidades, la implementación de estrategias educativas personalizadas, el seguimiento continuo del progreso del proyecto y de los estudiantes y la presentación de propuestas adaptadas a sus intereses y dificultades. Además, sirve como punto de apoyo y orientación para las familias y el resto de la comunidad educativa.
– DUA y codocencia: La metodología DUA (Diseño Universal para el Aprendizaje) y la codocencia ofrecen importantes beneficios en un centro de escolarización preferente TEA. La metodología DUA facilita la personalización del aprendizaje, permitiendo que todos los alumnos, especialmente los TEA, accedan al currículo de manera flexible y adaptada a sus necesidades mediante múltiples formas de representación, expresión y compromiso. La codocencia implica la colaboración entre dos docentes (uno general y otro especializado), lo que permite una atención más individualizada y una mejor adaptación de las actividades a las necesidades de los estudiantes con TEA, promoviendo un entorno más inclusivo y apoyando la interacción con el resto de los compañeros. Ambas metodologías mejoran la accesibilidad, favorecen la participación activa del alumnado y promueven una educación inclusiva y equitativa.
La puesta en marcha de un aula TEA en un centro educativo es una oportunidad para promover la inclusión y la diversidad en la educación. Aunque puede haber dificultades, los beneficios son claros tanto para los alumnos con autismo como para el resto de la comunidad educativa. Con la formación adecuada, el apoyo de las familias y una planificación cuidadosa, el aula TEA puede ser un espacio donde los estudiantes desarrollen su potencial y aprendan a convivir en un entorno diverso y respetuoso. ¿TEAtreves a montar un aula en tu centro?
Martina Alonso Fernández
Dtra. CEIP Concepción Arenal
Especialista en Pedagogía Terapéutica





